Resiliencia en tiempos turbulentos

Tiempo de lectura: 5 minutos

 

¿Te has sentido con desesperanza por lo que pasa en México y el mundo? La tendencia hacia lo negativo de nuestro cerebro hace que éste se enfoque de inmediato en lo que no podemos hacer. Explora aquí cosas que Sí puedes hacer desde ahorita para apoyarte con mayor resiliencia a ti y a otros.

Imagen de: Samuel Francis Johnson en Pixabay

En las últimas semanas hemos visto demasiadas dosis de violencia y conflicto.  Las escenas de la invasión a Ucrania o las del estadio Corregidora en Querétaro, México, por momentos nos pueden hacer perder la fe en la humanidad. Pero al mismo tiempo, escenas de apoyo y unificación de tanta gente alrededor del mundo tomando acción, son muestras claras de compasión (reconocer el sufrimiento de otro y hacer algo para aliviarlo), uno de los mejores rasgos del ser humano.  

 

Protesta a la invasión de Ucrania en la Puerta de Brandenburgo, Berlín. Imagen de Leonhard Lenz .

 

Aunque a veces quisiéramos poder hacer más para apoyar a quienes sufren a nuestro alrededor, podemos decidir enfocarnos en lo que SÍ podemos y puedes hacer para apoyarte a ti y a otros durante estos tiempos turbulentos. Voy a a compartirte un fragmento de un poema que se ha vuelto viral sobre todo en países de habla inglesa  y que ejemplifica tal cual esto que te acabo de mencionar. Se trata del poema: “Ante la guerra soy muy pequeño. Aun así el amor es grande” de John Roedel:

No puedo evitar que los niños se escondan en refugios antibombas

No puedo evitar que la bala de un francotirador convierta a una mujer en viuda

No puedo evitar que un país sea reducido a cenizas y escombros

No puedo hacer nada de eso

 

Lo único que sí puedo hacer

es amar a la siguiente persona que me encuentre sin condiciones

amar al vecino tan intensamente que comience una onda

expansiva que se extienda de un horizonte a otro.

 

No puedo forzar la paz en el mundo

Pero sí puedo ser una fuerza de paz en el mundo

Porque a veces lo único que hace falta es encender una pequeña vela en la oscuridad

Para comenzar un movimiento.

Señor, hazme una vela de alivio en este mundo,

Permíteme arder con paz”

 

Por ello en este artículo te comparto 3 cosas que SÍ puedes hacer para apoyarte a ti, cultivar mayor resiliencia: recuperar mayor control de tu mente, calmar tu sistema nervioso y manejar mejor las emociones retadoras como el miedo, ansiedad, enojo, desesperanza, etc., que naturalmente aparecen en momentos así. 

 

1.- Retar los pensamientos negativos: La tendencia natural de nuestro cerebro hacia lo negativo hace que nuestra atención se vaya derechito a todo lo que no podemos hacer. Entre más nos enfocamos en lo que no podemos hacer, más desesperanza sentimos. Como en el poema de Roedel, podemos encontrar muchas cosas que no podemos hacer, lo que queremos es neutralizar esa tendencia negativa del cerebro, lo cual no implica ignorar las cosas malas que suceden en el mundo. Más bien es reconocer que esta tendencia es normal y que los pensamientos negativos que provoca, son eso, pensamientos. Los pensamientos no necesariamente son verdades. Así que cerebro mío:  

 

“Si me estás diciendo que no puedo hacer nada, eso no es cierto. Sí, efectivamente hay áreas en las que no puedo actuar, como hacer que los soldados dejen las armas y firmen la paz. Pero lo que sí puedo es ser una fuerza de paz en mi mundo a mi alcance”.

 

Esto neutraliza esa tendencia negativa del cerebro. Reconocer los pensamientos como lo que son, solo pensamientos, no verdades. Retar esos pensamientos puede hacer una gran diferencia, pues te permite cuestionar las creencias que te hasta ahora te detenían o te estancaban. Esto te apoya a “soltarte” y aflojar esas creencias, generando mayor flexibilidad cognitiva, que por cierto es un rasgo distintivo de la resiliencia. Recuerda que los pensamientos detonan emociones. Si neutralizamos aquellos que generan desesperanza y fomentamos DELIBERADAMANTE otros que promueven mayor esperanza cambian nuestras emociones al respecto.

 

2.- Sanar el duelo y el agobio:  Tantas cosas que están pasando junto con una enorme dosis de incertidumbre son una receta para sentirnos agobiados, agobiadas, con una sensación de pérdida. Nuestro querido cerebro si hay algo que odie es precisamente la incertidumbre pues la interpreta como amenaza a nuestra sobrevivencia. El duelo y el agobio son respuestas del sistema nervioso que se sienten físicamente en el cuerpo. Si las dejamos crecer sobrecargamos a ese sistema, lo que incrementa los niveles de cortisol, la hormona del estrés.  Y ojo, no todo el estrés es malo, en dosis saludables es la base de la motivación y si hay una amenaza real a nuestra vida frente a nosotros, claro que queremos la respuesta de huida o lucha para preservar nuestra vida. La cosa es que si sigue activándose nos termina agotando y el cortisol en grandes cantidades puede descarrilar nuestra resiliencia.

 

Lee aquí: La Resiliencia: clave para navegar la incertidumbre

 

Con todo esto que estamos viviendo más dos años de pandemia a cuestas, no es raro que nuestro sistema nervioso esté ya sobrecargado. Por eso hay que nutrirlo con otro “alimento”. Una práctica que puedes realizar para dárselo es simplemente enfocarte en tu respiración. Si tienes experiencia con meditación, sabrás lo restaurador y relajante que puede ser dedicarte un par de minutos al día para observar tu respiración y echar a andar al sistema nervioso parasimpático, el que se encarga de poner los frenos, calmarnos y relajarnos. Te dejo aquí el enlace para ver un video con esta práctica: Meditación de resiliencia 

 

3.- Busca conexiones armónicas: Comúnmente cuando nos sentimos con desesperanza también nos sentimos aislados/aisladas, solos/solas, desconectados/desconectadas.  Justo la desesperanza es la sensación de que estamos perdiendo nuestros lazos con alguien o con algo.  Por eso tenemos que hacer cosas proactivamente para, nuevamente, neutralizar las tendencias de nuestro querido cerebro. Sabemos que si éste practica algo, aun si solo es en la imaginación, se activan las áreas que usaría tal como si lo estuviéramos haciendo en el mundo físico. O sea practicar la compasión y conexión social armónica ya sea con personas a tu alrededor o bien con alguna práctica mental o visualización, tiene efectos positivos. Lo que buscas es que tu cerebro tienda hacia la conexión, compasión y apoyo. Al hacerlo te estás apoyando a ti e indirectamente a las personas a tu alrededor también.

 

Puedes también checar un artículo que escribí a inicios de 2021 en el que menciono 4 habilidades que necesitamos en ese año de pandemia. Aunque el contexto es distinto actualmente, las habilidades que ahí menciono son igualmente necesarias para estos tiempos turbulentos que nos tocó vivir.  

 

Si aun no te has suscrito a mi blog para recibir los artículos, considera hacerlo ahora. También te invito a seguirme y agregarme a tu lista de favoritos en tu plataforma favorita de podcasts, en dónde puedes escuchar recursos, como este artículo, para reinventarte en tu vida.  

 

 

Edgard Ramirez on EmailEdgard Ramirez on LinkedinEdgard Ramirez on Twitter
Edgard Ramirez
Edgard Ramirez
Viajero de nacimiento, coach y psicoterapeuta especializado en hipnosis ericksoniana por elección. Te ofrezco herramientas para reinventarte desde ésta y las neurociencias, pues acelera el cambio y la resolución de problemas de mis clientes.

Será un honor acompañarte