Neuroplasticidad: motor del cambio y crecimiento humano

Tiempo de lectura: 5 minutos

 

Tu cerebro tiene una capacidad de cambio asombrosa: la Neuroplasticidad y es gracias a ella que los humanos podemos cambiar de acuerdo a nuestras experiencias y sobre todo, de nuestras intenciones a lo largo de toda la vida.

 

Recuerdo cuando era niño haber escuchado  a mis papás hablar varias veces sobre tal o cual persona y de su forma de ser. A veces eran comentarios  positivos sobre su carácter. Otras veces eran más bien críticos sobre algún rasgo de personalidad no tan positivo. Decían que si alguien era de una u otra manera ya no había nada qué hacer para que pudiera cambiar.  Había crecido “chueco” y así se queda. “Árbol, que crece torcido su rama nunca endereza”. Esa frasecita se las escuché infinidad de veces.

Aprendí entonces que cambiar era algo muy complicado. Eso me provocaba a mis 9 años angustia por el futuro. Ojalá en ese entonces hubiera sabido que cambiar algún hábito o aspecto de nosotros es posible en cualquier etapa de la vida gracias a una propiedad maravillosa de nuestro cerebro: la Neuroplasticidad.

Lee aquí: Neuroplasticidad: Maravilla de nuestro cerebro

Las neuronas, base de la actividad cerebral

Cada vez que piensas algo, sientes, recuerdas, haces algún movimiento, saboreas algo de comer, sueñas, resuelves un problema y prácticamente todo lo que haces estando despierto, despierta o dormido, dormida, miles e incluso millones de células en tu cerebro llamadas neuronas, se conectan unas con otras a una velocidad de 432 km/hr.  A esta conexión de una neurona con otra se le llama sinapsis.

Tu cerebro tiene casi 100, 000 millones de neuronas, por lo que podrás imaginar la vastísima red de posibles conexiones que pueden realizar unas con otras.  Cuando una neurona se conecta con otra y ésta con otra y así sucesivamente, van formando redes.

 

 


Las neuronas que se activan juntas se conectan juntas

Donald Hebb


 

 

Buena parte de toda esta actividad cerebral son como las ondas de un río, pasan y desaparecen sin afectar su cauce. A veces sucede que las conexiones que se dan entre las neuronas son muy intensas, ya sea porque la vivencia estuvo muy cargada de emoción o las conexiones son muy constantes o  prolongadas. Entonces en estos casos esa red se va haciendo más fuerte y se conectan cada vez más rápido entre sí. Es la corriente fuerte de un río que sí comienza a cambiar su cauce. A través del tiempo literalmente le van dando forma a tu cerebro, estableciendo patrones y hábitos que después realizas sin  darte cuenta. A estas redes se les puede llamar vías o circuitos neuronales, o bien  neurorutas.  No en vano el viejo adagio dice “La práctica hace al maestro”.

 

Base del aprendizaje 

La Neuroplasticidad entonces, técnicamente hablando, es la capacidad que tiene nuestro cerebro para crear nuevas conexiones entre las neuronas que lo forman a lo largo de toda nuestra vida. Es el mecanismo del cerebro por el que se  crean  circuitos neuronales, lo que sucede cuando aprendemos algo nuevo.

Para darte un ejemplo, tú igual que yo y que todos los seres humanos, naciste sin saber caminar. Conforme fuiste dando tus primeros pasos, comenzaron a conectarse ciertas neuronas en tu cerebro. Como cualquier aprendizaje, no fue inmediato. Tuvo que pasar tiempo para que poco a poco se fueran conectando unas con otras cada vez más fuerte y más rápido. Durante el proceso  seguro te caíste un montón de veces.

Con cada caída tu cerebro -que a esa edad está muy abierto al aprendizaje- tomaba nota de lo que había pasado: el equilibrio necesario, el balance adecuado del cuerpo, el apoyo de la planta de tus pies, etc. Y todo esto en segundos sin que tú te acuerdes de eso. Gracias a todos esos ensayos y errores es que se formaron las neurorutas por las que aprendiste a caminar.

 

Base también del desaprendizaje

La neuroplasticidad también es la propiedad que permite “recablear” los circuitos que ya estaban establecidos, creando nuevas neurorutas y modificando así nuestras respuestas a eventos y hábitos ya instalados.  Gracias a ella los seres humanos podemos  ser flexibles a lo largo de toda la vida, cambiar nuestros hábitos y patrones de respuesta que antes creíamos estaban fijados con  “concreto neuronal”.  Nos permite también quitar ese “concreto”  para desaprender cosas que hoy nos limitan  y aprender otras mucho más enriquecedoras. Es la propiedad del cerebro que te permite ir modificando el cauce del río.

Aquí tengo que decirte algo que puede ser bueno o no tan bueno a según el caso.  La neuroplasticidad puede darse y se da de forma espontánea. A ésta se le llama neuroplasticidad basada en la experiencia y le permite a tu cerebro adaptarse y aprender de acuerdo a lo que vas viviendo.  Cuando hemos tenido experiencias en su mayoría  positivas y enriquecedoras, muy probablemente se establecieron patrones de respuesta y hábitos positivos. Ser tolerantes, asertivos, resilientes, autocompasivos, reflexionar antes de actuar impulsivamente,  perdonarnos a nosotros mismos y a los demás, etc.

Sin embargo, muy buena parte de las personas también hemos vivido experiencias no tan positivas. Dichas vivencias como ya viste dan forma a patrones de respuesta en tu cerebro que te hacen actuar y reaccionar hoy tal vez no de forma muy constructiva. Aquí es cuando la neuroplasticidad basada en la experiencia puede no resultar tan provechosa para nosotros. Las buenas noticias son que también existe otro tipo de neuroplasticidad que nosotros mismos podemos provocar deliberadamente y no dejarla al azar: la autodirigda.  A mí esto me parece muy esperanzador pues a pesar de nuestra historia de vida, como haya sido,  tenemos la oportunidad de cambiar para bien. 

 


Podemos provocar deliberadamente la neuroplasticidad: es la llamada Neuroplasticidad Autodirigida


 

Bendita neuroplasticidad

Aun si tus experiencias de vida no fueron las más lindas o si por mucho tiempo has estado solo viendo lo no tan lindo que hay en ti, gracias a este tipo de neuroplasticidad puedes  cultivar deliberadamente emociones positivas, lo BUENO que hay en ti, tus virtudes, como la gratitud, la felicidad, la empatía, la compasión y la resiliencia.

Esta es la base del crecimiento y desarrollo personal, la que a lo largo de toda la historia de la humanidad en distintas culturas han utilizado diversos maestros, tanto espirituales como profanos, para transformarse a sí mismos de un ser impulsivo y reactivo, a un ser ecuánime, humilde, en paz y compasivo, con una visión muy amplia en donde caben ellos mismos, las otras personas, los demás seres vivos y el entorno,  lo que muchas tradiciones han llamado la “iluminación”.  

La neuroplasticidad es también la base de la psicoterapia efectiva que permite que podamos cambiar  y mejorar. Dentro de las distintas corrientes de psicoterapia, la hipnosis ericksoniana es de las más poderosas, pues puede catalizar esos cambios de forma mucho más amable y rápida que otros métodos, para convertirte en una versión más armónica de ti  mismo, de ti misma.

 

Puedo acompañarte en ese proceso para utilizar la neuroplasticidad autodirigda a tu favor.

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    Edgard Ramirez
    Edgard Ramirez
    Viajero de nacimiento, coach y psicoterapeuta especializado en hipnosis ericksoniana por elección. Te ofrezco herramientas para reinventarte desde ésta y las neurociencias, pues acelera el cambio y la resolución de problemas de mis clientes.

    Será un honor acompañarte