¿Cómo ser resiliente? Practica la Autocompasión

Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Hace tiempo tuve un negocio propio. Era un sueño cristalizado,  fruto de mucho esfuerzo y preparación.  Sin embargo no tuvo éxito y tuve que cerrarlo. Era algo de lo que evitaba hablar  tratando de que las emociones normales después de un fracaso, como en este caso, resurgieran.  En su lugar fui muuuy autocrítico culpándome de los fallos. Ojalá hubiera sabido técnicas que promueven la resiliencia y autocompasión, capacidades que me hubieran servido mucho en esa etapa.

 

La ilusión del control

Todo de mi parte estaba puesto en ese negocio, incluidos mis ahorros,  al servicio de los clientes. Creatividad, disposición, estrategias, etc. Yo me sentía muy seguro de emprender y enfrentar los retos que implicaba le negocio. Sin embargo la vida nos puede tomar por sorpresa a todos.  Aun para las personas que percibimos como emocionalmente fuertes y ecuánimes, las adversidades de la vida nos pueden presentar retos que no contemplábamos y sobre los que a veces tenemos poco o ningún control, aunque al autocrítico interior, o verdugo, como me gusta llamarlo, crea que sí  puede controlar todo. 

 

Para todo mal resiliencia, para todo bien también

Pero aprender formas saludables de navegar las aguas turbulentas que la vida nos puede presentar a cualquiera, esas habilidades que investigadores, psicólogos y neurocientíficos llaman resiliencia, nos pueden ayudar a afrontar mejor el reto, recuperarnos más rápidamente o al menos comenzar a dirigirnos es esa dirección.  

Existen varias técnicas científicamente comprobadas con las que podemos promover un cerebro resiliente. Hoy me centraré en una capacidad humana que puede ayudarte a afrontar  mejor el dolor emocional  ante la muerte de un ser querido, ante el desempleo o ante alguna pérdida y que además promueve la resiliencia. Las dos me hubieran venido muy bien ese entonces, cuando me culpaba por los errores en mi negocio.

 

Gracias Autocompasión

Las adversidades y el miedo nos pueden hacer sentir solos, creer que somos los únicos seres humanos sobre el planeta que nos sentimos así y preguntarnos qué está mal en nosotros. Créeme, yo sentía que nadie más podía sentirse como yo en aquel momento. La autocompasión nos ayuda en esos casos, al permitirnos reconocer que todos los seres humanos podemos sufrir en algún momento. Que es normal sentirse así a veces.

Y no se trata de ser indulgente, ni de sentir lástima o pena por ti, ni de sacudirte de responsabilidades, para nada. La autocompasión está muy lejos de eso. Más bien se trata de reconocer tus errores o responsabilidad, pero sin juzgarte, sin  ser tu propio verdugo.  La autocompasión implica tratarte amablemente a ti mismo, a ti misma,  justo como lo harías con alguien a quien quieres, un familiar o un amigo cercano.

 

La autocompasión implica tratarte amablemente a ti mismo, a ti misma,  justo como lo harías con alguien a quien quieres, un familiar o un amigo cercano.  

La autocompasión involucra ofrecer compasión a nosotros mismos. Afrontar nuestro sufrimiento con una actitud de amabilidad y calidez.  En un estudio donde los participantes realizaron un programa de ocho semanas de Autocompasión con plenitud mental, reportaron mayor satisfacción con su vida, menores niveles de depresión, ansiedad y estrés después del programa, comparados con personas que no participaron.  

 

Pausa de autocompasión

Aquí te comparto una práctica sencilla que puedes realizar en cualquier momento que lo requieras. Especialmente cuando sientes que tu verdugo interior anda suelto, culpándote de lo que salió mal o cuando  sientes que el estrés o el dolor te están ganando.

  1. Reconocer lo que es: Piensa en una situación difícil en tu vida. Sin juzgarte ni analizar nota lo que estás sintiendo y exprésalo en una frase. Por ejemplo: “Esto duele, esto es estresante, me duele”, etc. Puedes decirte otra frase que te cheque mejor.

  1. Recuerda que no estás solo, sola. Todos experimentamos emociones dolorosas en algún momento. Dite a ti mismo, a ti misma: El sufrimiento es parte de la vida. Otras variantes pueden ser: “Otras personas también se sienten así, no estoy sólo/sóla, todos pasamos por malos momentos en nuestra vida, etc.”   Ahora, si es cómodo para ti, puedes poner una mano sobre tu corazón y repítete:

  1. “Que yo sea amable conmigo” 

Puedes también preguntarte: “¿Qué necesito escuchar en este momento para expresar amabilidad a mí mismo, a mí misma?” ¿Hay alguna frase que te cheque en esta situación en particular? Como por ejemplo:

Que yo me dé la compasión que necesito

Que yo aprenda a aceptarme tal como soy

Que yo me perdone a mí mismo, a mí misma

Lee aquí: El perdón en el cuerpo

Las adversidades de la vida  pueden presentarse de muchas formas. Desde el estrés del diario, fracasos de negocios como el que te compartí, pérdidas, miedo, vergüenza, traiciones, etc. Ninguno estamos exentos de vivir alguna de estas. Pero esta práctica de arriba,  así como otras más pueden ayudarte a afrontar mejor los retos de la vida cuando se presentan y al promover la resiliencia también te preparan para el futuro.

Si eres como yo y no aprendiste a tratarte muy bien que digamos, puedo acompañarte  a cultivar más autocompasión, además de herramientas y técnicas para ser más resiliente.  Haz clik en el botón de abajo. 

 

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Edgard Ramirez
Edgard Ramirez
Viajero de nacimiento, coach y psicoterapeuta especializado en hipnosis ericksoniana por elección. Te ofrezco herramientas para reinventarte desde ésta y las neurociencias, pues acelera el cambio y la resolución de problemas de mis clientes.

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