¿Qué es la Resiliencia?

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

Las olas de la vida nos llegan a todos y de vez en cuando nos revuelcan. Algunos se levantan muy rápido y otros no tanto. ¿Cómo le hacen los primeros y a veces hasta salen fortalecidos?  Lo más seguro es que tengan un ingrediente secreto para lograrlo: Resiliencia.

 

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En nuestra cultura pareciera que existe la percepción de que las personas “fuertes”, como comúnmente se les llama a quienes se recuperan de las olas de la vida, son así de nacimiento. “Nacieron con ese don especial”, he escuchado decir esto a algunas personas.  Afortunadamente  -para quienes no nacimos con ese “don especial”-  y a raíz de varios estudios en neurociencias en los últimos años, hoy sabemos que  la Resiliencia  es una capacidad humana innata e inscrita en el cerebro humano. Por lo tanto todos la tenemos y cualquiera la puede cultivar en el tiempo.

 

Resiliencia, más que una moda

Déjame contarte que este término que pareciera se ha puesto hasta de moda en los últimos años, viene de la física, en donde se conceptualiza como: la capacidad que tiene un cuerpo para volver a su estado original después de haberle aplicado alguna fuerza. De hecho, esta definición se utiliza en otros ámbitos. En psicología es un poco diferente y la primera vez que se utiliza fue allá por los años 70’s por Emmy Werner, psicóloga del desarrollo e investigadora en la Universidad de California Davis y que realizó un super interesante estudio longitudinal, o sea, una investigación que va siguiendo y monitoreando a los participantes a lo largo del tiempo. En este caso fue un estudio que duró 40 años siguiendo a niños con condiciones de reproducción o de un entorno familiar de alto riesgo (alguno de los padres -o ambos- presentaba alcoholismo o alguna enfermedad mental, muchos de ellos se encontraban sin empleo). 

 

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Pues bien, Werner identificó que dos tercios de los niños que habían crecido en esas condiciones adversas mostraban comportamientos destructivos al llegar a los últimos años de la adolescencia, como por ejemplo desempleo crónico, abuso de sustancias, inestabilidad familiar, problemas con salud física o mental, conductas delictivas y embarazos no planeados en las mujeres. Sin embargo, un tercio de los jóvenes no mostraron esos comportamientos destructivos, llegando a convertirse en adultos competentes, seguros de sí mismos y cariñosos a pesar de su historia de adversidad. A este último grupo Werner le llamó resiliente. 1 De ahí en adelante diversas investigaciones en psicología humana comenzaron a enfocarse en la resiliencia.

 

¿Qué es la Resiliencia?

Encontrarás múltiples definiciones de diversos autores, pero en síntesis el concepto que yo he integrado y utilizo de resiliencia es  la capacidad psicológica que nos permite afrontar, adaptarnos y recuperarnos de los retos de la vida, desde los pequeños contratiempos, como quedarnos sin luz por unas horas o molestarnos con alguien en la calle,  hasta retos que nos pueden cambiar la vida, como un desastre natural, una enfermedad grave o la muerte de un ser querido.  

La Resiliencia implica la capacidad de afrontar la adversidad en el momento mismo que sucede. No quiere decir que las personas resilientes no sientan, como una vez una señora me dijo ¡Para nada! Todos sentimos el miedo, la frustración, el dolor o el enojo que la adversidad puede provocar. ¡Es normal! La que sucede es que la resiliencia nos permite tener una flexibilidad en nuestra respuesta ante ese evento adverso,  en lugar de responder de la manera automática en la que el cerebro humano responde ante lo que percibe o interpreta como amenaza.

 

La respuesta de amenaza en el cerebro

Para explicártelo más claramente, hace varios años a mí me molestaba y a veces me llegaba a afectar más de la cuenta cuando por una u otra razón, algo que había planeado, ya fuera personal o de trabajo, no salía como yo lo planeaba.  Me invadía una sensación de frustración, sentía que no había estado a la altura de las circunstancias a pesar de que había planeado y hecho todo con dedicación y tiempo. En mi cerebro se activaban los circuitos de amenaza y que implican cuatro posibles respuestas automáticas: luchar, huir, paralizarse o desvanecerse. A esta también se le conoce como la respuesta de estrés.

A veces  me ganaba la lucha, entonces me molestaba conmigo mismo o quien estuviera involucrado, me sentía muy irritable y entraba en modo “hulk” diciendo cosas no muy agradables. En otras ocasiones mi respuesta tendía más hacia la huida, entonces me sentía decaído,  un tanto derrotado y le daba la vuelta al asunto con la esperanza de que solito se resolviera.

A pesar de que me considero una persona creativa, no lo soy en este tipo de  respuestas automáticas de mi cerebro ante lo que él interpreta como amenaza. De hecho todos tenemos  las mismas respuestas de cajón inscritas en nuestro cerebro que aplica de forma automática cuando se siente amenazado y lo viene haciendo así desde hace muuuucho tiempo. Estas respuestas son las que nos han permitido sobrevivir como especie, por eso son  automáticas,  a menos que…..

 

Resiliencia y flexibilidad

… seamos más flexibles. Para explicarte este punto déjame hacer una pausa pues seguro te estarás preguntando: ¿Qué tiene que ver la flexibilidad con todo esto? Pues mucho. Un cerebro resiliente se recupera más fácilmente de los atorones de la vida pues fluye con las olas en lugar de pelearse con ellas.  


No puedes detener las olas de la vida, pero sí puedes aprender a surfear 

Jon Kabat Zinn


 

Precisamente la resiliencia te permite esa flexibilidad que te mencionaba arriba para elegir una respuesta diferente a la que comúnmente utilizaría tu cerebro al activarse la respuesta de amenaza. No es que no sientas el miedo, la angustia o la frustración, más bien la resiliencia te permite responder de forma diferente ante esas emociones.

Por eso es que la resiliencia nos permite afrontar las adversidades de una manera más saludable. Nos permite adaptarnos a los retos de la vida y recuperarnos de ellos más fácilmente. Por si fuera poco cuando somos resilientes  tenemos mayor facilidad para salir fortalecidos de las adversidades que invariablemente nos llegan a todos.

 

¿De dónde viene la Resiliencia?

Aunque mucho se cree que resiliencia es igual a valor, huev%z y similares, la realidad es que no viene de la voluntad, ni de echarle ganas. La resiliencia empieza en el cerebro humano a partir de una neurointegración armónica de sus  distintas áreas. ¿Neuro qué?  O sea, cuando un cerebro ha integrado las distintas partes diferenciadas entre sí en un todo armónico, ahí es cuando emerge la resiliencia.

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Esto sucede a lo largo de la vida y es especialmente crítico durante la infancia y  la adolescencia, períodos en los que el cerebro humano aún no está completamente desarrollado. Además, al ser la especie más social que existe, nuestro cerebro se desarrolla relacionándose con  otros cerebros.  Si esas interacciones fueron con cerebros armónicos, sanos y resilientes entonces es muy probable que desde temprana edad hayan promovido nuestra resiliencia.

Si por el contrario, nuestras primeras interacciones fueron con cerebros poco resilientes con padecimientos como depresión, en un entorno disfuncional o con adicciones, es probable que nuestro cerebro viviera períodos de estrés prolongado y haya sido afectado por el cortisol, la hormona del estrés. Hoy sabemos que ésta última puede atentar contra nuestra resiliencia.

 

Resiliencia a cualquier edad

La buena noticia para quienes no tuvimos una infancia, digamos “ideal”, es que gracias a la neuroplasticidad del cerebro,  podemos realizar actividades y prácticas que promueven nuestra resiliencia.  Te puedo decir por mi propia experiencia que es posible cultivarla  DELIBERADAMENTE a cualquier edad. 

 

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Referencias:

1.- Werner, E. E. (1989). Vulnerable but invincible: a longitudinal study of resilient children and youth. New York: McGraw-Hill

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Edgard Ramirez
Edgard Ramirez
Viajero de nacimiento, coach y psicoterapeuta especializado en hipnosis ericksoniana por elección. Te ofrezco herramientas para reinventarte desde ésta y las neurociencias, pues acelera el cambio y la resolución de problemas de mis clientes.

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