¿Cómo cultivar la Felicidad a pesar de las adversidades? Bájale al control

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

Aunque sabemos que  la vida es impredecible, a veces nos peleamos con ella para que salga de una u otra forma.  Por eso para cultivar nuestra felicidad  tenemos que aprender a lidiar con la incertidumbre.

Se dice fácil, pero la verdad es que cuesta uno y medio.  La incertidumbre tiene que ver con la falta de control, algo que nuestro cerebro interpreta como una amenaza. No en vano en nuestra sociedad occidental provoca angustia, ansiedad,  tristeza, enojo y hasta infartos. La falta de control a la gente le puede producir una sensación de amenaza. -Ya te he contado en otros artículos  cómo actúa tu cerebro cuando se siente amenazado-  por eso tienden hacia las cosas que las hace sentir con más control, con más certeza: valores, otras personas, ideales, situaciones, lugares, etc.

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La vida es incierta

La cosa es que la vida al estar llena de incertidumbre, la podemos imaginar como una larga secuencia de intentos nuestros para mantener el control. Algunos dirán: “No hombre, yo fluyo todo el tiempo, soy muy zen”.  Aunque puede ser cierto y depende de tu plenitud mental, también es cierto que hay tendencias de nuestro sistema nervioso hacia el control. Te voy a dar unos  ejemplos.

Mi esposa y yo desde que nos casamos teníamos clara una cosa: A pesar de que nos gusta mucho y disfrutamos mucho el tiempo que ahí vivimos, no nos veíamos viviendo para siempre en la misma ciudad.  Hace varios años cuando surgió la oportunidad de mudarnos a otra,  pasamos tiempo platicando el asunto, poniendo en la mesa los pros y los contras de tomar una decisión que afectaría el curso de nuestras vidas. Los dos nos aseguramos que tendríamos una fuente de trabajo en esta nueva ciudad. Finalmente decidimos que era el momento adecuado para iniciar un nuevo capítulo y a pesar de la incertidumbre que yo sentía, nos cambiamos a La Paz, BCS. 

Cambiarse a una ciudad nueva implica grandes retos como cualquier otra decisión importante en la vida: Casarse, separarse, renunciar, cambiar de trabajo, emprender un negocio, etc.  Justamente son retos porque no sabemos qué es lo que hay después.  Aun cuando era una decisión compartida y que buscábamos desde hacía tiempo, hubo momentos complicados. Desde el adaptarse a un nuevo clima,  resolver detalles de la nueva casa, hasta llegar a un punto en que el esquema laboral por el que inicialmente había decidido mudarme ya no existía. ¿Y ahora que voy a hacer?  Fue una etapa angustiante para mí, en las que menos control había sentido que tenía con tan pocas opciones en el horizonte, al menos en el mío.

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Nada es permanente

Uno puede estar seguro en teoría de querer algo, pero hasta que no estás ahí, viviéndolo en carne propia, es cuando te das cuenta que tal vez no era lo que te imaginabas al inicio.  Cuando doy talleres  acostumbro mencionar la importancia de planear para dar rumbo y dirección a nuestros esfuerzos,  pues no se trata de aventarte como “el borras”  a lo pen…o,  sin considerar factores que puedan afectar nuestra decisión o poner en la balanza los pros y contras, pues toda decisión que tomemos o dejemos de tomar tiene al menos una consecuencia.

Pero  también menciono que aun con la mejor de las planeaciones estratégicas, muy probablemente la vida nos sorprenda con las cosas más inesperadas en el camino, por lo que la mayoría de las veces, las cosas no salen como uno quisiera o como las planeó.

El deseo de claridad es una forma en que la necesidad de control se manifiesta en nuestra vida.

Esa etapa me recuerda cuánta claridad deseamos los humanos para tomar ciertas decisiones. Ese deseo de claridad es una forma en que la necesidad de control se manifiesta en nuestra vida. Queremos tener la certeza de que nuestras decisiones serán las “adecuadas”,  que maximizarán nuestras ganancias y  beneficios. Por cierto que en el mundo laboral esto es el pan de cada día: “¿Funcionará la campaña?,  ¿Cuánto venderemos?”

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La Ilusión de control

Otra forma en la que se muestra esa necesidad de control es  a través de la ilusión de control, o sea que creemos tener mayor control  sobre los resultados del que en realidad tenemos. Créeme que mi ilusión de control se desvaneció en un dos por tres a los meses de haber llegado a La Paz. Esta sensación puede ser muy incómoda y es por eso que la mayoría de las personas juegan “a la segura”, aunque podrás darte cuenta, esa seguridad es también producto de la ilusión de control pues NADA es permanente.    Otro  ejemplo de esto es que algunas personas se sienten incómodas en un auto si no van manejando ellas mismas. Ya sea que se sientan ansiosas, se mareen  o simplemente  no están a gusto.  ¿Por qué? A menos que quien conduzca  sea poco confiable, cuando  vamos al volante  creemos que tenemos mayor control sobre nuestro destino que cuando somos solo un pasajero.

En esta era tecnológica sobran los ejemplos. Hace 15 años si ibas a un lugar nuevo muy probablemente preguntabas sobre la marcha cómo llegar. Hoy mucha gente no sale sin consultar antes Google maps o Waze para ver la ruta.  Otras personas tal vez consulten una app para ver cuántas estrellas tiene el restaurante o el destino al que piensan ir.  Ojo, no digo que las aplicaciones no sean útiles, lo que ponen en relieve es justamente esa necesidad de “sentir que tenemos el control” sobre la ruta, sobre el tiempo que haremos en llegar, sobre la comida que probaremos,  sobre el lugar que visitaremos, etc.

 

El control cultiva la felicidad … hasta cierto punto

Bueno, pues si los humanos tenemos tanta necesidad de control, seguro para algo servirá, ¿No? Pues según varios estudios 1, 2,  sirve al menos para dos propósitos principales. El primero es ayudarnos a creer que podemos darle forma a los resultados y eventos a nuestro gusto.  Entre más en control sentimos que estamos, más eficaces nos sentimos en lograr lo que deseamos. Esta sensación de autoeficacia incrementa nuestro bienestar subjetivo, lo que cultiva nuestra felicidad al hacernos sentir más competentes. Otra razón por la que el control nos hace sentir bien es porque nos hace creer que no estamos bajo el control de alguien más. Este sentido de autonomía personal es un factor decisivo para el ser humano y su bienestar.

Entonces, ¿es bueno o no el control?  Y la cosa aquí como todo en la vida es “a según”.  Buscar tener el control ya vimos que tiene sus beneficios, pero solo hasta cierto punto. Algunos estudios 3 muestran  que aquellos con una mayor necesidad de control, como buscar constantemente ser mejor que otros o bien obsesionarse con los resultados, no es tan bueno para la felicidad. Ojo, no quiero decir que no es bueno tener metas, trabajar en ellas y esforzarnos. Para nada. Tener metas y propósitos, prepararnos para alcanzarlas de hecho incrementa nuestra felicidad.  

 

Resultado vs. Proceso

La delgada línea entre cultivar  nuestra felicidad y disminuirla es obsesionarnos con alcanzar el resultado deseado, algo que Robert Vallerand de la Université de Québec en Montréal llama la “pasión obsesiva”, que por cierto, muchos coaches en la industria  de la autoayuda pregonan sin saber los efectos nocivos que tiene en la felicidad de sus clientes.

Otra razón por la que ser sobrecontrolador de los resultados disminuye la felicidad tiene que ver con la calidad de decisiones que tomamos. Según algunos estudios, muestran que aquellos con mayor necesidad de control  tienden más a tomar riesgos y tienden también a volverse más supersticiosos en situaciones estresantes que aquellos con una menor necesidad de control. Son presa fácil de la ilusión de control, por lo que por ejemplo, tienden a perder más dinero en apuestas al creer que tienen mayor control sobre la situación. 

La delgada línea entre cultivar  nuestra felicidad y disminuirla es obsesionarnos con alcanzar el resultado deseado.

Una última razón por la que ser sobrecontrolador disminuye la felicidad es porque cuando quieres tener tanto control sobre algo o alguien, te obsesionas con un resultado determinado. Puedes entonces dejar de apreciar el viaje que llevas a cabo para lograr tus metas  por lo que es más fácil que desatiendas y sacrifiques otras cosas que te hacen feliz, con lo que pierdes la oportunidad de saborear muchos momentos a lo largo del camino.  Y como la vida es un proceso formado por una larguísima secuencia de momentos, tu felicidad puede quedar condicionada a unos cuantos puntos en el camino.

 

¿Y entonces qué se puede hacer?

Hay muchas maneras en las que podemos mitigar ese deseo de control, que como ya vimos es normal en los seres humanos.  Tal vez una de las mejores formas de hacerlo es a través de lo que se conoce como “control interno”, que quiere decir tomar las riendas de nuestra felicidad en nuestras propias manos. A veces basta con decidirlo.  Y a veces a una gran mayoría de nosotros se nos atraviesan algunos atorones  de nuestra historia de vida que pueden hacer este proceso un verdadero reto.  Afortunadamente podemos “desatorar” eso que  no nos deja desarrollar ese control interno, pero sobre todo eso que nos impide ver que ser feliz de verdad es una opción disponible para  nosotros. 

Si este es tu caso puedo acompañarte a “desatorar” esa felicidad. Llámame al  442 690 2522, escríbeme a edgard @ neuroresiliencia.com, contáctame por whatsapp (SOLO MENSAJES) al 442 328 5023  o llena el formulario de abajo y a la brevedad me comunicaré contigo.

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    Referencias:

    1.- Ryan, R.M. & Deci, E.L. (2000). Self-determination theory and the facilitation of Intrinsic Motivation, Social Development and Well-being. American Psychologist, 55 (1), 68-76.

    2.- Leotti, L. A., Iyengar, S. S., & Ochsner, K. N. (2010). Born to choose: the origins and value of the need for control. Trends in cognitive sciences, 14(10), 457–463. doi:10.1016/j.tics.2010.08.001

    3.- Fodor, E. M. & Wick, D. (2009). Need for power and affective response to negative audience reaction to an extemporaneous speech. Journal of Research in Personality, 43, 721-726. 10.1016/j.jrp.2009.06.007.

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    Edgard Ramirez
    Edgard Ramirez
    Viajero de nacimiento, coach y psicoterapeuta especializado en hipnosis ericksoniana por elección. Te ofrezco herramientas para reinventarte desde ésta y las neurociencias, pues acelera el cambio y la resolución de problemas de mis clientes.

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